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El debate por el control de armas se reaviva pero Trump cambia de tema



WASHINGTON. El presidente estadounidense, Donald Trump, hizo el jueves de “consolador en jefe” ante una nación acongojada por el último tiroteo masivo en un centro escolar, con un discurso que pretendió llevar alivio y alejar el debate de la tensa cuestión del control de armas.

Después de un día y una noche de intensos debates en la Casa Blanca, el mandatario entró a la sala de recepción diplomática y habló a un país en luto.

“Estamos aquí para ustedes, para lo que sea que necesiten, lo que sea que podamos hacer, para aliviar su dolor”, dijo Trump, dirigiéndose a las familias destrozadas por un tiroteo que dejó 17 muertos.

El presidente había accedido a dar el discurso a regañadientes, ante la insistencia de sus asesores.

La mañana después del tiroteo emitió una proclamación simbólica y ordenó que las banderas se enarbolen a media asta en edificios gubernamentales, instalaciones militares y embajadas de Estados Unidos en el extranjero.

Pero el miércoles, tras la difusión del balance de muertos, la ausencia de Trump había sido evidente.

Casi al mismo tiempo que las autoridades confirmaron el número de víctimas, a primera hora de la tarde, la Casa Blanca anunció que el presidente no volvería a comparecer públicamente ese día.

En una escena inusual, los periodistas que trabajaban en la sala de reuniones de la Casa Blanca, normalmente abarrotada, se fueron a tiempo para las citas de San Valentín que habían dado por perdidas.

En situaciones similares, otros presidentes aparecieron rápidamente, en horas, en esa sala, ansiosos por dar mensajes de consuelo o de unión.

La aparición allí mismo de un Barack Obama en lágrimas después de que 20 niños fueron asesinados en la escuela primaria de Sandy Hook en 2012 fue un momento fundamental de su presidencia.

“Todos entendieron, cuando sucedió algo de esa magnitud, que los estadounidenses esperan escuchar al presidente”, dijo el escritor de discursos de Obama Terry Szuplat, quien recuerda que el 44º presidente estadounidense cumplió con ese deber al menos 15 veces.

“Nadie tenía que venir y decirnos que comencemos a trabajar, entendimos la magnitud de estas situaciones. Sabíamos que en algún momento, en algún lugar, tendría que salir y hablar. Era esperado y necesario”, agregó.

Trump, como ya es usual en su innovadora presidencia, inicialmente optó por hacer las cosas de manera diferente.

Un par de tuits
Sus únicos comentarios el miércoles fueron un par de tuits ofreciendo “oraciones y condolencias”, contando que había hablado con el gobernador de Florida Rick Scott y que estaba “trabajando estrechamente con las autoridades sobre el terrible tiroteo” en la escuela.

En todos los gobiernos, siempre hay una delicada discusión sobre qué decir después de un tiroteo masivo y cómo decirlo.

“De alguna manera, esto se ha convertido en rutina”, admitió Obama en 2015. Al final de su presidencia, dijo, se sintió agotado, sin saber qué decir y cómo marcar la diferencia.

Pero, según Szuplat, “realmente solo hay una persona que puede canalizar ese dolor y hablar por la nación”.

Parte de la tarea es ayudar a aclarar una situación confusa, pero a menudo la audiencia es la gente directamente involucrada.

“Sé por los comentarios que recibimos en el lugar y en los días y meses posteriores cuánto significa para esas comunidades escuchar directamente del presidente: ‘No estás solo’”, dijo Szuplat. “Necesitan saber que todo el país está con ellos”.

Trump hizo exactamente eso, prometiendo visitar Florida en los próximos días. “Nos aferramos a nuestros conciudadanos en su momento de dolor”, agregó.

Pero tras cualquier tiroteo o ataque terrorista, los estadounidenses también esperan soluciones, una tarea complicada debido a las arraigadas diferencias en el país sobre las leyes de control de armas.

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