SANTO DOMINGO.-Las
autoridades universitarias han mantenido un vergonzoso, extraño y cómplice
silencio, frente al atentado terrorista cometido en el aula magna contra de los empleados universitarios, con lo cual nos
inclinamos a pensar que ese acto terrorista, criminal y abusivo, sumado al silencio
funcionarial, es parte de un macabro y siniestro complot para intentar
desarticular a los gremios en su noble función de la defensa férrea de los
intereses de los trabajadores.
Nos
preguntamos: ¿qué ha pasado con las
supuestas investigaciones que mando hacer el magnífico Rector? Máxime cuando
las autoridades tienen todos los videos de dicha actividad donde se deben ver claramente los autores
materiales de tan nefasto y repudiado acto? ¿Qué ha pasado con demás grupos y corrientes administrativas,
docentes y estudiantiles de la UASD, que aun hoy no se han manifestado condenando
y repudiando tan horrendo acto, el cual dejo decenas de empleados heridos,
desmayados, poli traumatizados e
internos en diferentes centros médicos; ¿qué ha pasado con todos los cantores
líricos que exigían a todo pulmón el respeto a la autonomía y a los derechos de
los trabajadores, que ha pasado con esos vocingleros que tanto hemos escuchado desde esos grupos y
corrientes hoy silenciosos con respecto
a los hechos malsanos que están aconteciendo en la UASD?.
¿Qué motiva ese
silencio entonces? ¿Será que ellos y ellas se han tragado una piedra de molino
o una rueda de tractor? Es difícil creer que ese sea el caso. ¿Será más bien
que el supuesto apego de la mayoría de ellos a la autonomía, a la libertad de
expresión, a los derechos laborales y al reglamento de carrera administrativa, no
es más que un disfraz con el cual intentan convencer a los ingenuos empleados que
moran entre nosotros?
Asombran
con su cinismo extremo, porque viven pregonando sus postulados infames en
cualquier escenario universitario, sobre todo en tiempos electorales de que
tienen nuestros intereses en mente, cuando lo que en realidad les interesa es
usarnos como borregos para suplir sus necesidades personales y vampirescas y
seguir en sus ejercicios de lambonismo de poder
sin importar quien ocupe la silla uasdiana.
Me
inclino a pensar que es lo segundo; pues parece ser más importante para la mayoría
de las autoridades, grupos y pseudorepresentantes universitarios, justificar el
constante y abusivo ejercicio del poder,
que actuar para frenar esos abusos. Las demás autoridades universitarias
sinceramente comprometidas con la democracia, la autonomía universitaria las
libertades y los derechos de expresión deberían protestar por lo que viene
ocurriendo en la UASD.
Abuso es abuso, no
importa quién lo cometa, no deja de serlo
porque lo cometa el amigo o el compañero de partido o de grupo. ¿Nos atreveríamos
a exigirles ese sincero compromiso con los ideales que proclaman y que se
niegan a practicar?
“La verdad se corrompe tanto con la mentira como con
el silencio” (Marco Tulio Cicerón)
No hay comentarios: